Era como tener la cabeza sumergida 3000 m. Como si las sienes estuvieran siendo derrumbadas por la implosion del cerebro mismo, la cabeza colapsando lentamente. Asi eran las noches de viernes. Las formas comunes de deshacerse del malestar simplemente iban atraer efectos secundarios que no eran necesarios. Solo quedaban los vestigios del berrinchudo fantasma de la nicotina, eso que uno siente que el mundo es muy pesado y que el corazon desatado, se quire lanzar del pecho, pero nada mas. Cualquier alternativa seria peor.
En realidad ella sabia. Era esa pregunta que se sentia como puesta con hierro ardiente sobre el pecho. Desde el mismo dia que se dijo aquello y entonces la marca en el pecho ardia, como si por dentro todo fuera pasto seco, todo en llamas. Era dificil poder explicar como es que se daba, pero ella intentaba lo posible para no dejar que tomara el control. Pero era dificil, las palabras resonaban entre timpano y timpano y un coctel de culpa e indesicion le enfermaban el espiritu. Que daria por simplemente poder sentirlo, piel con piel. Talvez asi seria mas facil. Talvez, despues de todo por eso no era asi.
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