Mi pecho es hondo, profundo. Cada suspiro se sale por los huecos que dejó lo que me carcomió el Corazón. La vida me tapa la boca con sus lujos inesperados y a la vez, como pago, me arrebata lo que me quedaba de espíritu. Talvez es la edad asentandose o mas bien escurriendoseme por los ojos. Talvez es el pecho, que alguna vez vacío, se llena de toxinas adictivas, de esas toxinas que caramelizan la sangre. Mi infusion venia con alcohol, tabaco seco, un poco de risa y muchas ideas voladas, ideas de jupa floja. Yo creo que ya sé como remendarla, pero él se me llevo el desatornillador.
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